Mujeres J*didas, Hombres Retorcidos: 3 Novelas
Kat la Retorcida:
Romance Oscuro con la Ama Sumisa y el Alfa
Erik Rowe era el Rey.
Líder indiscutible de su ciudad.
El Alfa en una corte de Betas.
En una ciudad de Omegas esclavos.
Yo, Katherine Ashton, era lo mismo.
La Reina de mi mi ciudad. Mi reino.
Y a mis 29 años, debía casarme.
Erik era el mejor partido.
Le deseé desde que le vi.
Y él a mí también.
Además, había algo en él…
… una oscura primal, animal.
Yo siempre, siempre, mandaba.
Él también. Pero no tenía porqué…
Con él, sólo uno podía mandar.
Y ninguno de los iba a ceder…
Era un matrimonio de conveniencia.
Frío. Hasta que nos acostamos.
Creí que podríamos ser “switch”…
… pero al final sólo uno podía ganar.
¿Y si yo quería que él ganase?
¿Y si quería que fuese mi Rey?
¿Mi señor? ¿Mi… amo?
Erik el Monstruo:
Romance Oscuro con la Ama Sumisa y el Alfa
Yo lo soy todo en mi reino.
Soy el referente, el líder.
El Rey. El mandamás.
Soy Erik Rowe, el Alfa.
Soy el líder de mi mundo.
Con un séquito de Betas.
Y un enjambre de Omegas.
Pero debo mantenerlo…
A mis 39 años, debo casarme.
Katherine Ashton era ideal.
La candidata perfecta.
Un matrimonio de conveniencia.
Otra Alfa en su propio reino.
Una mujer a mi altura…
Y cuando la conocí… lo era.
La deseaba como a nadie.
Quería besarla. Arañarla.
Morderla. Hacerla sangrar.
Hacerla mía. Del todo.
En cuerpo. Mente. Alma.
Pero ella era demasiado.
Me asfixió. Dominó.
Fue divertido…
… pero no se saldría con la suya.
Ella iba a ser mía.
Mi sumisa.
Para siempre.
P*ta Rescatada
Esclava Vendida y Sumisa del Mafioso Millonario
18 años. Virgen. Secuestrada.
El día de mi cumpleaños.
Todo se volvió una pesadilla.
Aún no me habían hecho nada.
Quería morir antes de que lo hicieran.
Y él me salvó. “Vergil”.
Traje. Corbata. Músculos. Tatuajes.
Pistola. Dinero. Un capo de la mafia.
Pero no me tocó. No de esa forma.
Durante 3 días, fui una esclava.
A la espera de ser vendida.
Pero mi dueño no quería un juguete.
Quería una guerrera.
Vergil me protegió. Me cuidó. Me salvó.
No tenía a dónde ir. Sólo a él.
Me enseñó a pelear. Me hizo feliz.
Para él era como una hija.
Pero para mí… él era otra cosa.
Yo le amaba. Y él era mi mundo.
Era mi amo. No por haberme comprado.
Por demostrarme quién era.
Por querer protegerme. Enseñarme.
Por ser un hombre de verdad.
El hombre más atractivo que he visto.
El más fuerte. El más seguro. Un líder.
Con 21 años, era la segunda al mando.
Era la “hija” de Vergil. Su mejor guerrera.
Era fuerte. Dura. Decidida. Letal.
La mafia me obedecía...
Que Vergil fuese mi mentor lo hizo posible.
Pero yo no le quería sólo como mentor.
Lo quería como mi hombre. Mi amo.
Él no me veía como a una mujer…
… Pero e iba a demostrarle que lo era.